
Tras su adopción en una perrera y al tercer día de vivir en la casa de esta familia de Nueva York, el animal (medio pastor, labrador y boxer) se sumó a la siesta diaria del bebé y desde ese día el cachorro “espera pacientemente a que Theo se quede dormido (…) y entonces se acomoda sobre Beau y duermen entrelazados durante al menos dos horas”, explica la madre en su blog.






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